21 de octubre de 2015

Lunas de Octubre: un éxito

 Sandino Gámez Vázquez





En un ambiente carente de revistas culturales y en el que los medios de comunicación digitales o impresos adolecen de análisis sobre las ideas detrás de las acciones del sector público, es de gran importancia que Raúl Cota Álvarez haya abierto una discusión sobre la política cultural del gobierno del estado. La cultura es un asunto importante. Desarrolla pueblos.

Hay que reconocer que su texto “Lunas de Octubre: Renovarse o morir” llama la atención sobre aspectos fundamentales para el desarrollo cultural de los sudcalifornianos, y expone una justa demanda para la rendición de cuentas sobre el destino de los recursos públicos en el sector cultural.

Esperamos que haya más textos similares para enriquecer este debate. Aquí deseamos exponer nuestros puntos de vista sobre los mismos aspectos, pues nos consideramos obligados de aportar lo que sabemos en la experiencia de un servicio público de cuatro años.

Es evidente, para nosotros, que del funcionamiento del Estado y del uso de la riqueza pública muchos colegas escritores conocen de manera particular sólo el de “las instituciones culturales”, de las cuales en los últimos años parece que sólo existiera el Instituto Sudcaliforniano de Cultura.

De las numerosas instituciones culturales del pueblo sudcaliforniano éste es el único que lleva la palabra “cultura” en su razón social y de ahí parece surgir la confusión. Lo cierto es que todo el sector educación y desarrollo social, así como los organismos descentralizados de atención a la mujer, juventud e inclusión para las personas con discapacidad realizan acciones basados en políticas culturales. ¿Acaso las campañas de prevención del sector salud no son culturales?

Nosotros expusimos un plan de desarrollo cultural para el estado de Baja California Sur y el primer pensamiento de muchos es natural que sea: “Está buscando el empleo de director del Instituto Sudcaliforniano de Cultura”, porque en el contexto en que emitimos nuestra idea hay una falta grave de credibilidad en los funcionarios de los tres niveles de gobierno y en todo lo que huela a “político” en su acepción popular. Por ello nosotros no vemos este artículo de Raúl Cota como una solicitud de empleo: hay que hablar de estos temas para que exista información pública precisa y participación colectiva constante para construir un mejor presente.

Aprovecharemos su secuencia de ideas para exponer las nuestras. Hemos comprendido su texto en tres partes, pero abordaremos sólo las dos  últimas. Su relación con Edmundo Lizardi no nos interesa.

La que corresponde a la realización del XII Encuentro Literario Lunas de Octubre, del 15 al 17 de octubre, en el Centro Cultural La Paz, es la segunda. Con gusto la responderemos punto por punto y brevemente.

Dado que comienza expresando su aprecio por el trabajo de la Coordinación de Fomento Editorial del Instituto Sudcaliforniano de Cultura, para luego demeritar ese mismo trabajo, creemos que ha tenido poco acceso a información de primera mano. Asistió al encuentro y participó cortésmente como ponente y presentador. Es una lástima que no lo disfrutara de manera plena. Es evidente también que desconoce cómo se administran los recursos públicos y solicita actos de magia en lugar de planes de trabajo.  De eso hablaremos en otra parte. Ahora lo de las Lunas:

1. Aunque surgieron como iniciativas ciudadanas, desde el año 2012 el Encuentro Literario Lunas de Octubre y el Encuentro de Escritores Sudcalifornianos han sido organizados y realizados por la Coordinación de Fomento Editorial. La participación de sus fundadores ha sido consultiva, honoraria y pertinente.

2. El encuentro se ha realizado en el mismo lugar desde 2012: el Centro Cultural La Paz. Este recinto, antiguo palacio municipal, es el más antiguo edificio de uso público de la ciudad y se encuentra a unos pasos del hotel sede. Los participantes pueden disfrutar el centro histórico de la ciudad, pasear por el malecón y movilizarse por sus propios medios a la sede del evento. El edificio, fundado en 1910, nunca ha tenido la infraestructura necesaria para discapacitados motrices (¿qué recinto público estatal la tiene?, avísenos cuál, por favor). Pero cuenta con un personal muy responsable que ayuda a cualquier persona que lo necesite a subir al segundo piso. Los organizadores no marginamos a “quienes usan silla de ruedas y a quienes tienen otras limitaciones para acceder a estos espacios”.

3. Cuando Raúl Cota describe un “diseño de convocatoria, carteles y toda la promoción y difusión de muy baja calidad, plagado de clichés e imágenes facilistas, mostrando un desgano en la elaboración de la primera cara del encuentro” sólo podemos creer que lo hace para llamar la atención general sobre lo que describe, pues hablar de esto es confundir la estética con la estática. Un chiste como el de Marsias. En realidad el diseño fue elogiado por asistentes y ponentes, todos los carteles (hechos en serigrafía) fueron despegados a la última hora para conservarse como recuerdo, igual que la bolsa y la libreta conmemorativa. Las “imágenes facilistas” tuvieron un efecto notable: tres niñas se integraron como público durante los tres días. La lona con la imagen a la entrada del recinto las hizo pedir a sus padres que las llevaran al encuentro.

4. El XII Encuentro Lunas de Octubre tuvo 90 participantes como ponentes, 45 foráneos. La convocatoria estuvo abierta dos semanas. El programa fue estructurado para dar quince minutos a cada participante. Se avisó de ello desde la convocatoria. Por supuesto, quienes sólo tienen el plan de acudir a dar su ponencia o lectura e irse resienten mucho los retrasos en el programa. Pero el sentido de un encuentro literario no es ir a leer quince minutos y largarse. Eso se llama egocentrismo, falta de cortesía o timidez. Las virtudes de un encuentro literario como Lunas de Octubre o el de Escritores Sudcalifornianos tienen mucho qué ver con las relaciones que suceden fuera de las mesas de ponencias. Eso quizá sólo puede comprenderse acudiendo a más encuentros literarios y quedándose más tiempo en ellos.

5. Dice que “la difusión del evento casi no existió fuera de las redes sociales”. Es el problema de nuestro tiempo, ¿cómo creerle que estuvo al pendiente de todos los medios? El encuentro tuvo una conferencia de prensa previa, entrevistas en televisión y radio, y carteles.  Por supuesto, dado que somos un área muy pequeña de un instituto pequeño dentro de un aparato público estatal muy grande, el acceso a los medios de comunicación privados o públicos es muy breve o casi nulo.

6. Dice que “no hay interés en que el resto de la sociedad se entere y participe”: no estaríamos trabajando donde estamos si así fuera. Aquí hay servidores públicos, no vegetantes. Además de los ponentes (90) hubo una numerosísima asistencia. Mañana y tarde de los tres días fue difícil encontrar asiento como espectador. ¿Cómo no va a haber funcionado la difusión y promoción del evento? ¿Cómo es que llegaron y se quedaron todas esas personas?

7. Para terminar Cota Álvarez emite un juicio de valor sobre la importancia del evento: “Ha sido agradable tener a escritores del municipio de Los Cabos y del interior del país, escuchar su trabajo y compartir puntos de vista. Pero ¿es necesario gastar en un evento así?, ¿se justifica el destino del recurso a un encuentro de elogios mutuos, sin propuestas, sin diálogo con el público?” De haber revisado el programa impreso habría visto que no sólo vinieron escritores de Cabo San Lucas y San José del Cabo, también de Todos Santos y Constitución. Del país llegaron de Yucatán, Veracruz, Coahuila, Chihuahua, Sonora, Baja California Norte, Sinaloa y el Distrito Federal. También de Estados Unidos y España. La logística para esto es muy difícil y hay errores normales pues aquí hay seres humanos, no máquinas. Nuevamente, si hubiera permanecido y disfrutado el encuentro habría percibido las muchas ocasiones en que hubo diálogo de los ponentes con el público, cuando no en la participación ante el micrófono, sí en los momentos posteriores.

8. Todo lo que se realice con dinero público puede ser un gasto a fondo perdido o una inversión que genere resultados. La Coordinación de Fomento Editorial del ISC trabaja sobre tesis probadas de fomento a la lectura del libro sudcaliforniano. Lunas de Octubre y el Encuentro de Escritores Sudcalifornianos forman parte de un programa anual de estímulo a la formación de lectores, la promoción de escritores sudcalifornianos y la valoración del libro y la lectura. Durante la primera parte del año se realiza la Semana del Libro Sudcaliforniano (abril, por el Día Internacional del Libro) y el Encuentro de Escritores Sudcalifornianos (junio, porque es cuando llega regularmente el subsidio federal). En la segunda parte del año están las Lunas de Octubre y la Feria del Libro de La Paz (noviembre, por el Día Nacional del Libro). El propósito de tantos eventos es la promoción pública estatal permanente del libro y la lectura, en especial de los libros de temas o autores sudcalifornianos. Pensamos en los lectores, no en vacas sagradas.

9. En “las Lunas” los escritores sudcalifornianos pueden conocer a sus pares o colegas de otros estados o países, y recibir invitaciones o darse a conocer fuera del estado gracias a ellos. Diversos invitados a Lunas de Octubre viajan a otras ciudades del estado de manera previa o posterior al encuentro para atender pláticas, conferencias, presentaciones de libros o talleres. En La Paz acuden a otras instituciones para conversar con estudiantes o públicos específicos, especialmente en situación vulnerable. No hay eventos similares en el país (con excepción de El Asedio de los Signos, de Sonora) en los que los participantes vayan y platiquen ante públicos escolares o específicos como algo adicional a sus ponencias. Nosotros internamente le llamamos “el factor La Paz”, con el que logramos convencer (o seducir) a invitados especiales, primero, a venir y, segundo, a compartirse con los sudcalifornianos. Esta utilidad es cualitativa, no cuantitativa, aunque tenemos indicadores de estos últimos: aumento constante en la participación en todas las actividades de la Coordinación de Fomento Editorial del ISC y un aumento progresivo en la compra de libros sudcalifornianos. Por supuesto que hace falta mucho. Para empezar recursos: humanos, materiales y financieros. Sería bueno que nos enseñara dónde cree que están. Ideas sobran.

Finalmente, para esta parte, su intención de “reunir a creadores de todos los municipios todos los años frente al público, no frente al espejo” como ilusión prometeica es una imagen noble y generosa, pero es necesario que la explique con mayor amplitud. Implica que hay unos creadores y un público.

Ahora, por ejemplo, estamos frente al público. Pero, ¿dónde están los “creadores”?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Nuevamente, si hubiera permanecido y disfrutado el encuentro habría percibido las muchas ocasiones en que hubo diálogo de los ponentes con el público, cuando no en la participación ante el micrófono, sí en los momentos posteriores."
Me quedo con esto, asistí a gran parte del evento y es cierto, uno no puede juzgar ningún evento ni crearse opiniones precipitadas si no conoce de primera mano el mismo.

Srita. Aguilera dijo...

Una clarísima disertación sobre la relevancia de un encuentro literario tan noble, completo y que permite un maratónico intercambio de ideas con autores del interior en la península. Amé su llamado "efecto La Paz", y creo en él, no podemos desentrañar la memoria del mar cuando evocamos las lecturas presenciadas en tan lindo edificio.
Las Lunas no son de una persona o de un Instituto, las Lunas no mueren, tampoco son espejo, las Lunas son el medio de la Literatura para darnos un solaz, es un oasis en el desierto de incertidumbre de nuestro país.
Las Lunas fueron, como siempre, desde 2010 que asisto, un éxito.